
A fines de un verano no especialmente pródigo en acontecimientos musicales, saltó la noticia; una obra de un compositor español, “Formas y fases”, de Jesús Villa-Rojo, había obtenido uno de los más importantes galardones discográficos que se conceden, el premio Koussevitzky, otorgado esté año en Satzburgo por un Jurado internacional cuya presidencia ocupaba otro español, el critico de “Ritmo” José Luis Pérez de Arteaga.
La concesión de este Premio fue una sorpresa; para que nos ampliara detalles fuimos a hablar con el propio compositor galardonado, y allí nos encontramos con que el primer sorprendido había sido él…
VILLA-ROJO.- Este es un premio -como varios de los que he obtenido- que yo no había solicitado; incluso ni siquiera tenía conocimiento de él. No he sabido nada hasta que… bueno, yo estaba en Brihuega y la Guardia Civil fue quien me tuvo que poner sobre la pista, pues me anduvo localizando para que me pusiera en contacto con Madrid, porque me habían dado un premio muy importante. Yo no tenía ni idea ni mucho menos de esto…
Supongo que todo viene del premio que “Ritmo” dio el año pasado al disco entre cuyas obras se encontraba la mía, “Formas y fases”. Parece ser que Pérez de Arteaga lo presentó después en este concurso, a este Jurado internacional que decidía el Premio Koussevitzky, y ellos me lo han concedido. Por lo visto, en todos los años de existencia del Premio es la primera vez que se da a un compositor español, aunque creo que a Mompou le otorgaron un “accésit’, unas menciones especiales o algo así. Como ves, no es gran cosa lo que sé. Bueno, también sé que es de la Fundación Koussevitzky,que este año la celebración de todo ha tenido lugar en Salzburgo y que este Premio se concede a una obra de compositor vivo que ha aparecido grabada en primera edición discográfica. Ahora bien: no es un premio a una grabación, a un disco, como equivocadamente ha dicho mucha prensa. No han premiado a una grabación, sino a una obra grabada, que es distinto.
Nos gustaría saber en qué consiste la obra y si tiene una significación especial o la va a tener a partir de ahora.
VILLA-ROJO.- “Formas y fases” es el único encargo que he tenido en España; se hizo en mil novecientos setenta y uno, para la Semana de Nueva Música, y se estrenó entonces, en el teatro Real, por el Conjunto Catalán de Música Contemporánea, dirigido por José María Franco Gil: yo hice la parte de clarinete solista. La obra está muy influenciada por los proyectos que yo tenía y por los trabajos que estaba realizando con el clarinete, para el cual buscaba nuevas posibilidades y nuevos recursos expresivos e interpretativos en general. Aunque el resultado de la partitura es de un clarinete solista y un grupo, yo no pretendía ni mucho menos una cosa así. Yo proponía el clarinete como elemento de exposición de un material que después elaboraría y recopilaría el resto del conjunto instrumental.”En cuanto al papel jugado por la interpretación, existen dos partes diferenciadas. Una podíamos llamarla, por utilizar la terminología convencional, la del solista, el cual tiene un margen de libertades bastante grande y, sobre todo, emplea una técnica interpretativa inédita hasta aquellos momentos. De otra parte, el grupo instrumental utiliza principalmente unas grafías que no responden a lo convencional, pero que, en definitiva, integran una música bastante escrita.
“No es una composición que tenga especial significado de por si dentro del conjunto de toda la obra que he realizado hasta ahora. Es de mis primeras producciones —aunque ya había hecho algunos encargos para la Academia de Santa Cecilia y otras instituciones—, y prácticamente servía para presentarme como compositor en España, donde hasta entonces no se habían presentado más que ejercicios escolares míos, trabajos de Conservatorio o algo parecido. Por otro lado, yo no pretendí que en esta obra se acusara mucho mi personalidad, sino que ante todo buscaba garantizar un éxito de realización y de resultados. Después he hecho una serie de abras mucho más importantes o que, por lo menos, tienen un sentido más personal que “Formas y fases”, donde yo buscaba antes que nada darme a conocer en España y en el marco de un festival
importante.
Un juicio sobre la grabación premiada…
VILLA-ROJO.- Yo creo que la versión del disco es bastante diversa de la que se había hecho en el estreno. Allí se hizo una versión muy reposada y equilibrada, y en cambio en el disco se hizo una versión muy rápida. Esta es una obra pensada para unos dieciséis minutos, y en el disco no sé si dura trece o catorce. El resultado es más esbelto, tiene un mayor dinamismo, y en este sentido me parece que supone una importante mejora. La interpretación del disco puede decirse, pues, que es buena, muy buena, y que responde muy fielmente al contenido de la partitura.
‘Los intérpretes son todos españoles, y el director fue el nuevo titular de la Nacional, Antoni Ros Marbá. La grabación fue un poco lenta, porque los instrumentistas se enfrentaban por primera vez a este tipo de grafías, y el director o yo teníamos que explicarles cómo realizar la mayoría de los elementos. Ros Marbá influyó muchísimo en los resultados, pues supo dar a la obra una gran dinamicidad, un interés grande. “Antes de terminar, quiero volver a hablar del Premio para señalar una de las cosas importantes que encuentro en él, sobre todo para todos nosotros, los españoles: que es un premio que no afecta en absoluto a la economía nacional. No es como tantos otros premios que, efectivamente, se consiguen antes o después, pero que suponen inversiones, colaboraciones e intercambios de todo tipo que se traducen para nuestra economía en costes y gastos considerables.