Jesús Villa-Rojo

Articulo Verdu jpgJesús Villa-Rojo (Brihuega 1940) es uno de los compositores españoles de más sólida formación y de más firme reputación internacional. Formado en Madrid y en Italia, junto a las importantísimas escuelas y maestros que en este país se han desarrollado en los últimos decenios, nuestro autor encarna las más variadas posibilidades de expresión del hecho musical: compositor, intérprete, pedagogo, organizador…

Su catálogo de obras es especialmente extenso y variado. Se ha introducido en casi todos los géneros musicales, incluyendo las nuevas tecnologías. En toda su producción impera la solidez formal, la profundidad de las ideas y conceptos y la continua investigación como creador consecuente con su momento histórico.

Como intérprete, destaca su aportación a la música española contemporánea de los últimos años con su grupo L.I.M. (Laboratorio de Interpretación Musical), del que es miembro como clarinetista, al mismo tiempo que director y fundador. Sus giras, conciertos y grabaciones constituyen un legado encomiable en nuestro panorama musical.

A todo ello hemos de superponer su faceta de pedagogo, no sólo en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, sino en sus innumerables cursos, seminarios y conferencias por diferentes países, acercándose al mundo de la interpretación de la música contemporánea, la técnica del clarinete, las nuevas grafías… amén de ser autor de diferentes publicaciones también de carácter pedagógico. Diversos premios y reconocimientos marcan la trayectoria de un músico todavía joven; entre ellos destaca el Premio Nacional de Música 1994 con que recientemente ha sido distinguido.

En la actualidad, compagina sus actividades de músico integral (compositor, intérprete…) con otras que también conoce: las de organizador. Desde hace pocas semanas es el nuevo Director del C.D.M.C. (Centro para la Difusión de la Música Contemporánea), organismo del INAEM dependiente asimismo del Ministerio de Cultura.

Usted es un músico de sólida formación académica. No sólo ha cursado brillantemente los estudios de armonía, contrapunto y composición, sino también los de piano, clarinete e incluso violín. Pese a ello, ha ocupado, dentro de nuestra música española, una de las posiciones más radicales de la vanguardia, en unos caminos del todo lejanos al academicismo que ha imperado en nuestros conservatorios. ¿Qué importancia atribuye, desde esta situación paradójica, a la formación técnica e histórica de un compositor actual?

-Un músico debe estar formado sólidamente, con todos los recursos y procedimientos técnicos y, por supuesto, también los estéticos. Esto es básico para entrar en la investigación y experimentar seriamente. En muchos casos encontramos compositores, incluso importantes, que están experimentando e investigando desde una perspectiva o base muy poco sólida que les lleva a hacer cosas que se conocen, o que están dentro de un contexto histórico. Por ello, el conocimiento técnico del músico es fundamental. No se pueden hacer planteamientos de futuro si no se conoce el pasado y el presente.

Usted es uno de los dos o tres compositores españoles que gozan de un especial prestigio fuera de España. ¿Qué papel y consideración cree usted que puede representar un compositor español hoy en otros países, en un mundo musical enormemente más desarrollado como el que podemos encontrar en Alemania, Francia, Italia…?

-En los últimos años, he encontrado una evolución enormemente positiva de los jóvenes compositores españoles. Quince o veinte años atrás tuve algunas tristes experiencias en algunos concursos y jurados internacionales ante algunas partituras españolas. Este panorama creo que hoy ha cambiado totalmente y se da un nivel equiparable al de Italia, Alemania y otros países donde la potenciación de la composición es más sobresaliente Pese a todo, España sigue siendo vista, en centroeuropa, como algo marginal. Esta imagen es algo confusa y quizá nosotros hayamos contribuido a ello. En otros campos, en cambio, como en la plástica, España ha quedado situada como una primerísima potencia. Musicalmente, España debería demostrar que es también de primer nivel; quizá las infraestructuras, los sistemas de organización, no estén al nivel de otros países europeos. Debemos tratar de recuperar esa imagen europea de la música española, debemos hacer todo lo posible para que ésta llegue a Europa con la dignidad y el nivel que tiene, que yo diría que es de primera calidad.

¿Qué importancia e influencia ha tenido en su carrera como compositor el contacto con la música contemporánea italiana, su relación en G. Petrassi o su permanencia durante varios años en Italia?

– Para mí el movimiento creativo, imaginativo, de la música italiana es fundamental. Las principales manifestaciones musicales con relación a la composición italiana son de lo más importante en el mundo. Esto se ve muy claro en concursos y competiciones donde llegan partituras de todo el mundo; las italianas tienen unos matices y características que sobresalen. El nivel compositivo en general es extraordinario; ha habido unas escuelas, unos maestros, incluyendo los conservatorios, que han tenido una participación muy importante en los movimientos creativos, musicales, incluyendo la música electroacústica, a la que Franco Evangelisti, partiendo de un estadio elemental, consideraba importantísima y situaba como un campo propio junto a los estudios tradicionales dentro del conservatorio. Este proyecto inicial, tan simple, se convirtió en una potencia desde el punto de vista inventivo…

El clarinete es el gran instrumento que lleva implícita la personalidad de Jesús Villa-Rojo. ¿Cuál es la relación entre Jesús Villa-Rojo; compositor y Jesús Villa-Rojo; intérprete?

-Yo nunca he sido capaz de diferenciar al intérprete del compositor. El músico es músico, y como tal debe tener una capacidad de expresión a través del sonido que lo mismo puede ser a través de un instrumento que de una partitura, que no es más que un proyecto de esa expresión que el intérprete transmitiría al oyente. Para mí, la figura del músico (compositor-intérprete) es decisiva; el compositor debe sugerir los parámetros y las vías de entendimiento con el intérprete para que el público pueda entender todo ello. Siempre me ha interesado cómo se resuelve toda la complejidad imaginativa del compositor. Son cosas que van totalmente unidas. Yo no compongo pensando en el clarinete, ni en el piano, como ha sido tópico en otras épocas: yo concibo la música estando al margen de un elemento concreto —que puede ser un error— como el clarinete o el piano. Me interesa la imagen del músico amplio, que puede investigar y concebir un sonido y que puede interpretarlo. Sin embargo, me interesa también mucho la concepción teórica, no para especular o dar a la propia obra una valoración musical ni para protegerla.

Usted es uno de los compositores españoles que ha dado una especial importancia al aspecto plástico de la música: la partitura. Algunas obras suyas muestran este interés incluso en sus títulos (vgr: Juegos gráfico-musicales, etc.). ¿Qué nos puede decir sobre esta visualidad en la música?

-Este es un aspecto de un interés relativo. Si lo vemos plásticamente, es muy interesante. Si lo vemos musicalmente, no tiene mayor importancia. Esto fue algo, dentro de un movimiento estético, que me surge por una cierta necesidad. En ese período, yo estaba concibiendo un tipo de sonido que no podía ser reflejado por procedimientos convencionales de escritura. Estaba investigando con calidades y elementos sonoros que no entraban en el pentagrama. Había que buscar unos procedimientos de fijación fieles a su contenido; así pues, tuve que imaginar y utilizar otros. Fue un período muy interesante que viví con gran entusiasmo y dedicación. Después han venido otros períodos en que mis preocupaciones han sido sustituidas por otros intereses.

¿Podría definirnos cuales son sus inquietudes y preocupaciones estéticas en algunas de sus últimas obras, como Quasi un solo, o Pasodoble, que parecen configurar un camino algo distinto al de su obra anterior?

-Ambas son obras en las que he estado de vuelta en ciertos procedimientos. En Quasi un solo he querido volver a un clarinete tradicional, utilizando buena parte de sus recursos, como se han venido utilizando habitualmente. No es música tonal — como ha querido ver algún crítico—. Existe una gama armónica, que es un acorde de séptima disminuida, que se presenta de principio a fin sin cambiar; varían todos los procesos ornamentales en torno a ese acorde. La finalidad concreta de la obra era un estreno, encargo del Festival Internacional de Música Contemporánea de Alicante. Era una obra que debía hacerse con un máximo de dos ensayos; por tanto, no cabían más especulaciones, sobre todo de tipo técnico. La obra Pasodoble nace dentro de un período en que me interesa muchísimo el pasado de la música española.

Comienza en los años ochenta con mi obra Églogas, donde uso elementos renacentistas españoles. A partir de ahí surgieron otras obras, nacidas de mi admiración por compositores como Béla Bártok, Manuel de Falla, Sebastián Durón… Me interesaba penetrar en sus mundos, en sus materiales y crear un  cierto tipo de obras-homenajes. En Pasodoble me interesaba usar un cierto tipo de tópicos pero dando una imagen compositiva ciertamente actual. Quizá su título confunda a mucha gente, pero en realidad es una obra muy seria y respetuosa, y técnicamente está muy elaborada y trabajada. El título y el contenido son meros pretextos, ya que realmente es un poema sinfónico que desarrolla un material de un enorme interés para mí.

Desde hace pocas semanas, usted es el nuevo Director del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea Española, organismo del INAEM adscrito al Ministerio de Cultura. ¿Qué líneas y preocupaciones son las que se van a marcar en su actuación ante este puesto de especial responsabilidad frente a la música española contemporánea?

-Se intentarán las que se puedan. La situación económica, junto a la situación social, artística… es la que debemos tener en cuenta. Hay problemas no sólo económicos, sino también culturales, artísticos, muy serios. No todos los problemas pueden ser tratados por el C.D.M.C. La cooperación debe ser grande entre todos los músicos esto sería lógico- , ya sean teóricos, intérpretes, creadores… La cuestión institucional es ésta: el Ministerio de Cultura y el INAEM están a favor de la música contemporánea; no puedo tener ninguna objeción frente a ellos. En cambio, sí están muy amanerados todos nuestros sistemas de actuación: el ‘ intérprete sólo se interesa por su concierto, el compositor por su partitura… Éste, además, raramente apoya la labor de otro compositor. Estamos por todo ello en una situación difícil de canalizar: si no nos apoyamos entre nosotros mismos, es muy raro que el público, la sociedad, pueda apoyarnos. Son muchos los aspectos a tener en cuenta en este centro. Objetivos: apoyo a los compositores jóvenes, con unos encuentros para menores de 30 años. Interés por la musicología, la investigación musical del presente. También queremos que el intérprete, junto al compositor y al musicólogo, trabajen en equipo. Otra gran preocupación es la de la tecnología, que se viene trabajando muy bien en España; contamos con varios interesantes laboratorios. Por otro lado, la cooperación y contacto —su potenciación— con Iberoamérica es uno de nuestros objetivos, ya que seguimos distanciados de la música latinoamericana. Por último, el gran objetivo será estar al corriente con lo que está ocurriendo en Europa, presentando ciclos de conciertos, etc., que permitan la penetración y conocimiento de ciertas corrientes. Indudablemente, nuestros músicos españoles gozarán de un puesto privilegiado en estas manifestaciones.

¿Puede contarnos algo sobre sus actuales y futuros proyectos en su obra como compositor?

-La composición es para mí algo de necesidad vital, que, al margen de lo que pueda hacer en otros campos, es como comer o respirar: tengo que componer para vivir. Saco tiempo de donde sea para trabajar. Ahora mismo estoy componiendo una cantata que me encargaron para una conmemoración religiosa en Brihuega —mi ciudad natal—. Está basada en textos confeccionados allí en las comisiones que coordinan esas fiestas. Su estreno está previsto para el 22 de Julio. Después tengo varias participaciones en festivales como el de Santander o San Sebastián. También hay otras participaciones y actos previstos en varios países sudamericanos, en Rusia y en los “Encontres” de Mallorca. Lo que más me preocupa es el otoño, ya en Madrid, cuando tengamos que hacer un planteamiento intensivo de actividades.

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